Esta novela juvenil de Francesc Miralles, que se publicó el pasado día 22 de enero (un día importante para mí, ya os explicaré por qué) me ha impactado: después de leer muchas novelas juveniles, esta es una de las que marcan.
La historia habla de dos protagonistas maravillosos a los que les cuesta encajar porque son diferentes, pero que enganchan y tiran de ti desde la primera página hasta el final.
En el corazón de la adolescencia, cuando las emociones son tan vastas como el universo, nace una historia que explora la conexión entre dos almas únicas. Viaje a Andrómeda es una oda a las diferencias, a la soledad compartida y a la fuerza invisible que une a quienes parecen vivir en mundos opuestos.
Andrómeda y Héctor son dos jóvenes neurodivergentes cuyos caminos se cruzan en un escenario donde el silencio y la mirada significan más que las palabras.
A través de una narrativa cargada de sensibilidad, Miralles nos transporta a su universo, donde cada detalle —una mesa junto a la ventana, unas gradas al sol— se convierte en un pequeño cosmos de emociones.
El reencuentro de los protagonistas, años después de un primer acercamiento lleno de promesas y vacíos, marca el inicio de una relación que desafía los límites de la amistad y nos invita a reflexionar sobre la conexión humana en su forma más pura.
Con el estilo evocador y profundamente emotivo que caracteriza al autor, Viaje a Andrómeda es como mirar las estrellas: un recordatorio de que, incluso en la infinitud del espacio, nunca estamos completamente solos.
Esta novela, perfecta para los amantes de las historias de John Green, nos dice que todos tenemos un brillo único, incluso cuando creemos estar ocultos en la oscuridad.
Sumérgete en esta travesía y descubre que, a veces, el viaje más importante es hacia otro corazón.