El mundo del vino está evolucionando: las mujeres asumen roles como enólogas, sumilleres y periodistas, combinando conocimiento con sensibilidad y redefiniendo la conversación.
El empoderamiento no consiste en imitar a los hombres, sino en reivindicar una voz femenina propia en el vino: dejarse conmover por él, hablar de otra manera y seguir siendo absolutamente profesionales.
El verdadero cambio llega cuando una sumiller embarazada puede escupir vino sin ser juzgada, y la maternidad ya no aparta a las mujeres de catas o ferias.
«Hay demasiadas mujeres aquí», algunos aún dicen. Pero la verdad es que las mujeres siempre han formado parte de la historia del vino—y su futuro en ella es más fuerte que nunca.
Así que cuando el camarero pregunta: ¿la señora también tomará vino?, sonrío y respondo: sí, más que el caballero.