Pablo nació en la abundancia, pero su negativa a encubrir los crímenes de su familia lo deja desheredado y roto. Sin hogar y a la deriva, acepta una inesperada oferta de una capataz bondadosa: trabajar en una obra de demolición y ganarse un nuevo comienzo.
A medida que Pablo aprende a derribar muros y levantar otros nuevos, descubre que reconstruir una casa es un reflejo de reconstruir una vida. Guiado por su mentora—y por una misteriosa estatua de Buda que aparece en la obra—emprende un viaje de transformación interior, aprendiendo el arte de soltar, de crear de nuevo y de convertirse en su verdadero ser.
Una fábula conmovedora y luminosa, en la línea de El monje que vendió su Ferrari y La buena suerte, esta historia revela cómo incluso el mayor colapso puede sentar las bases para la renovación.